Con las altas temperaturas del verano los paseos cerca del río son una buena alternativa para que los perros disfruten de su salida fresquitos. Debemos ir preparados para posibles imprevistos.
Caídas al agua: los perros de raza grande, pastores, golden, bóxer y alguna raza mediana como los cockers, no se resisten a zambullirse para refrescarse o jugar. Si la corriente no es muy fuerte, no supone mayor peligro que el que nosotros suframos, salpicaduras y alguna huella de barro en la ropa. Vigilar continuamente a los perros que no les guste mojarse, pueden resbalar y caer al agua llevándose un buen susto y si se ponen nerviosos les costará mucho esfuerzo salir del cauce del río, si llevan arnés o petral es más fácil ayudarles a salir.
Se debe prestar especial atención y evitar que beban agua del río, la que está estancada en la orilla puede causar gastroenteritis y ser fuente de contagio de giardias y coccidios, dos parásitos que causan enfermedades intestinales.
Los cachorros perseguirán todo lo que les llame la atención. Junto al río hay muchas sorpresas: abejas, sapos, culebras, sedales con anzuelo, ortigas… picaduras y reacciones alérgicas suelen ser las consecuencias. Debemos preocuparnos y contactar con el veterinario si se inflama la cara, la boca, los ojos, la lengua o se compromete la respiración.
Solemos pensar que el peligro de un golpe de calor es exclusivo de situaciones extremas como cuando la temperatura ambiental es alta y los animales se encuentran en un lugar cerrado como un coche o en un transportín…. pero también puede darse al aire libre.
Si dejamos al perro atado sin sombra para refugiarse ni agua o tras realizar un ejercicio intenso, al mediodía o a las horas de más calor, podemos poner en peligro su vida.
Los perros cuando tienen calor jadean para bajar la temperatura de su cuerpo. Cuando el jadeo es intenso, provoca taquicardia y deja de ser efectivo para disminuir la temperatura corporal. Si el jadeo intenso se mantiene mucho tiempo aparecen desequilibrios en la función de los órganos internos con rotura de capilares y hematomas, temblores musculares, vómitos y si la temperatura alta se mantiene, hemorragias y edema cerebral, fallando en conjunto el buen funcionamiento del organismo.
Si nos encontramos con un perro o gato que está sufriendo un golpe de calor debemos intentar disminuir su temperatura corporal mojándolo con agua fría por la cabeza, tronco, ingles, axilas y dar masajes en las patas con toallas mojadas para que la circulación superficial elimine el calor corporal e intentar que la temperatura interna se aproxime a la fisiológica.
Se debe contactar con un veterinario para que administre a la mascota suero y tratamiento adecuado para prevenir daños internos graves, que pueden manifestarse horas después o al día siguiente de haber sufrido el golpe de calor.
La tolerancia al calor es menor en cachorros y en perros viejos, las enfermedades respiratorias y la obesidad agravan este problema, se debe prestar atención especial con este tipo de perros.
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